Empecé a ir al fisio por recomendación del médico,
también lo había leído, no quería, no me gusta que me manoseen, pero si me iba
a hacer bien tenía que probarlo.
Lo primero que hace es dejarte en calzoncillos, que te
preguntas, lo de tomarse unas copas y hablar donde a quedado?
Porque uno vestido
da el pego, pero en calzoncillos, como que no tienes sito donde guardar tu
orgullo,
Recuerdo el primer día, me dijo que por ser la primera
sería una sesión suave, a la media hora ya le había dado la combinación de la
caja fuerte y las llaves del coche, y hubiera puesto por escrito que yo mismo
hundí el Titanic.
El fisio, es una persona con la que, aunque no la
conozcas es fácil abrirse, especialmente el mío, que parece un armario ropero
con las puertas abiertas, y tiene los brazos como las torres de Hércules, te
coge un tobillo con una y el otro con la de al lado, y te abres, no te queda
otra, te abre proporcionalmente a tu capacidad de acordarte de sus generaciones
anteriores, empiezas por sus padres, después sus abuelos, el otro día llegamos
al “siglo de oro”, salí con la firme convicción de que no volvería a juntar las
piernas, parecía una escultura de Picasso.
El caso es, que a pesar de todo, he de reconocer que he
mejorado mucho, tanto a nivel físico como mental, o eso, o esta empezando a gustarme que me zurren.
Winter is Coming.
PD: Entrada dedicada a Sergio, mi fisioterapeuta.
Pues está claro que te hace estar mejor
ResponderEliminar