jueves, 14 de abril de 2016

Mi primera frustración



La historia se remonta a…, bueno, en realidad la historia se remonta cada vez que la explico, si bien el tiempo tuvo el detalle de platear la sien del inefable Carlos Gardel, uno, que ya venía con la sien plateada de serie, el tiempo se entretuvo en esconderle detalles.

El caso es que viviendo en un barrio del extrarradio de una gran ciudad, y en la época que nos toco vivir, había que pasar por la iglesia a cumplir con el sagrado deber de la comunión, obviare los detalles de la catequesis, gracias básicamente a que el tiempo hizo bien su trabajo, pero así a grandes rasgos son unas clases que te da un señor que viste con faldas, que vive en celibato, cosa que por aquel entonces no sabía que compartíamos, te explica  como tienes que vivir la vida cristiana , en este punto decir, que el de la falda no hizo bien su trabajo, o el tiempo hizo muy bien el suyo, el caso es que como no recuerdo muy bien lo que dijo, he vivido según mis principios, con pequeñas variaciones culturales, en mis principios mamaba de una teta, hasta que recibí mi primera ostia, que en nada se parecía a la que me dieron el día de mi primera comunión, entonces cambié mis principios, aparte de cambios poco significativos como este, he seguido viviendo en base a ellos, y no me ha ido del todo mal.

Pero vamos a la frustración, que era el tema del que quería hablar, la frustración nace de ser pobres, que ya por si sola es una frustración, como no teníamos dinero mis padres no pudieron correr con el dispendio de comprar trajes para el día señalado, afortunadamente la iglesia tenía un servicio de préstamo de trajes de primera comunión, cedidos amablemente por gente más pudiente, y mis padres escogieron dos, uno de almirante, con sus entorchados galones y demás, y el otro de marinero raso, pero de los rasos de toda la vida, que solo le faltaba el cubo y la fregona de limpiar la cubierta para ser más humillante, y me vais a permitir que acabe aquí la historia, y esta vez el culpable no es el tiempo, que me escondiera detalles, pero pasarme el resto del día escondido en mi camarote no me permitió estar por los detalles de la recepción que el señor almirante dio a la familia.

Winter is Coming.

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