viernes, 4 de marzo de 2016

El día que cambió mi vida

Era sábado, de un Septiembre cualquiera, ya acababa de salir de una relación por la puerta de chiqueros, puerta reservada en el mundo del toreo a la salida de los astados, me encontraba en la "huevera" nombre con el que mi hermano y yo bautizamos nuestra habitación después de un intento de insonorizarla, estaba vestido, pero la tarde era fresca y me puse una bata afelpada regalo de mi ex, como siempre he sido un "bienpensante" estoy totalmente convencido que la muy zo, ella, me puso los cuernos para que pudiera colgar la bata, era todo detalle.

Unos días antes recibí una llamada del que por aquel entonces era mi primo, Sebas, preguntándome si hacía algo el sábado por la tarde, que si me apetecía que nos viéramos, como no tenía mejor plan le dije que por mi perfecto.

Cuando sonó el timbre del portero automático, me sobresalté, a pesar de esperarlo me pillo ensimismado.

Salí al rellano a esperarlo, vivía en un segundo, que contando el entresuelo y el principal, sumaban la nada desdeñable cantidad de cuatro pisos a subir cual sherpa, pues carecíamos de ascensor, oí voces femeninas y recordé que me dijo que vendría con su novia Gely, y la hermana de esta, Joana,.
Joana apareció la primera, detalle al cual no dí importancia entonces, vestía pantalones tejanos con un pañuelo rosa a modo de cinturón, chaqueta a juego, en la cual llevaba medio millar de pines, lucía más entorchados que el mariscal Rommel, en aquel momento pensé, nadie le ha dicho al general Patton que acabo de salir de cumplir el servicio militar, y presentarse con todas las condecoraciones no es la mejor manera de entrarme.

Después de las presentaciones pasamos a la huevera, como los últimos trece meses los pasé en el servicio militar, mis temas de conversación eran limitados, y verme encerrado en una habitación con el teniente coronel Millán Astray, su hermana y mi primo, presagiaban que acabaría hablándoles de donde colgaba la bata por las noches, así que les propuse salir a tomar algo, les pareció bien, mi primo me pregunto que donde íbamos, tío, es sábado por la tarde y estoy encerrado en casa con una bata de guatiné, los últimos meses mi concepto de salir es ir a la cantina del cuartel, donde lo más fuerte que te dan es un batido de cacao que se ha pasado caducado los últimos tres meses, de verdad quieres que elija yo el sitio.
Decidieron llevarme a su territorio Badalona, acabamos en casa de nis tíos, que no estaban, a Sebas y Gely no volví a verles el pelo en toda la tarde.
Parecía ser que el comandante Marcos y yo teníamos más en común de lo que en un principio parecía, ella era lo que en el argot de parejas se denomina "la percha", la hermana pequeña que los padres te endosan para dificultarte las relaciones de tu a tu, y yo a esas alturas de perchas sabía un rato.
Pasamos la tarde hablando, cuando me despedí, sabía dos cosas, que aquella mujer era con quién quería pasar el resto de mi vida, y que la cobra no es solo una serpiente

WInter is Coming

4 comentarios:

  1. Eres tremendo, Xavier. Me encantan tus relatos.

    Un saludo, amigo

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  2. Ya te echaba de menos Xavier, 2 meses sin relato y notaba a faltar algo.

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    1. Como a Serrat, a veces las musas pasan de mi.
      Gracias jefe.

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