Cuando soy participe de una conversación
referente a la educación de los hijos siempre menciono el sentimiento de estar
en deuda con mi hija, los tres primeros años de su vida, ejerciendo mi papel
creo que correctamente, no fui consciente de hacerlo como padre, con esta
entrada al blog no pretendo ser reiterativo pues ya escribí una sobre ello,
aunque no descarto ir repitiendo entradas, pues como a Serrat las musas van
pasando de mí, con la salvedad que a él lo hicieron un día y las mías llevan
una larga temporada de vacaciones pagadas en algún recóndito rincón de mi
cerebro, esta entrada va de vida y segundas oportunidades, pero no de las
segundas oportunidades que te da la vida, sino de la vida que te da una segunda
oportunidad.
Hace unos días mi hija me
brindó la posibilidad de saldar mi deuda, de resarcir mi error, la oportunidad
de cerrar el círculo y quedar en paz conmigo mismo.
Cosita pequeña y linda,
que vienes a iluminar nuestras azarosas vidas, el abuelo estará para
acompañarte en la parte de tu crecimiento que me corresponda, para hacerte reír
cuando estés triste, para alegrarme de tus éxitos y aconsejarte en tus fracasos,
para maleducarte como corresponde a un abuelo, con pequeñas cosas eso sí, que
te quiero grande como tus padres y tus tíos, quiero sentirme orgulloso y que
una lágrima furtiva se escape por la comisura de mis ojos cuando oiga a alguien
hablar bien de ti, como me pasa con ellos, cosita pequeña y linda que yaces en el vientre de tu madre, mi hija, ven sin
miedo a este mundo, porque tu abuelo, esta vez sí, estará preparado.
Spring is coming.
No hay comentarios:
Publicar un comentario