sábado, 8 de septiembre de 2018

Siempre quise ser pirata

Desde aquellos años, yo rondaba los once, en los que en las sesiones dobles del cine de mi barrio donde miraba con expectación las películas del oeste y las de romanos que molaban pero a mi me marcaron las de pirata, recuerdo salir del cine Dante preso de una gran excitación rescatando bellas damas y matando al villano que en mi mente infantil nunca era el pirata, de entre todos los personajes prefería ser el capitán, el más guapo y valiente del barco, también molaban el de la pata de palo y el del garfio, pero para ello tenía que renunciar a una parte de mi cuerpo, en el caso del pata de palo a una de las piernas, lo que me llevaría inexorablemente a cojear, y el del garfio limitaría mi capacidad matemática pues solo podría contar hasta seis.
Con el paso de los años la capa de inocencia se fue desprendiendo, los piratas ya no surcaban los océanos sino que navegaban por la web, y por algún hecho ocurrido entre aquella primera vez que fui "pirata" y el presente había desarrollado una fobia al agua, no a toda por supuesto tan solo a la que sobrepase la cantidad que entra en un vaso de agua, también me ducho al menos una vez al mes que no soy un guarro, eso si no meto la cabeza debajo del agua directamente, se me pone una cara como a Leonardo DiCaprio en la última escena de Titanic, intenté curarme de esa fobia apuntandome a un curso de natación en el gimnasio de mi actual residencia, y la verdad es que fue muy bien, bien hasta que al monitor le dio por tirar unos aros, supongo que de metal al fondo de la piscina cosa que en principio no me pareció mal, fue en ese momento que me dijo,
".-Xavi ves a buscarlos"
A QUÉ? ves tu le dije, sino no haberlos tirado y me fuí de allí tal como estaba en bañador y empapado, no he vuelto, más por vergüenza que por arrepentimiento.
Cuando cumplí los cincuenta y como no podía permitirme comprar una Harley Davidson, le hice un homenaje a aquella infancia que pasé surcando los mares entre el cine y mi casa, salvando bellas damiselas y matando al que ya no estaba tan seguro que fuera el villano, un tatuaje y un piercing adornaban mi cuerpo y un orgullo especial por haber cumplido mi sueño, de una manera escasa lo sé, pero ahí estaba el capitán Xaviero dispuesto a todo.
El piercing duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky "onderock", el picor que me producía no era tan romántico como cuando lo lucía el capitán Barba Negra, y el tatu ahí está, con la esperanza que el texto en japones diga lo que yo quería que dijese evidentemente "pirata" y no "este gilipoyas se cree todo lo que ve en Internet"

Winter is Coming

PD: dedicado a Pilar esposa de mi amigo Manolo por la fe que tiene en mí

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