lunes, 27 de mayo de 2019

Mi primer dia en el gimnasio

Me he apuntado al gimnasio, tanto mi neuro como mi fisio llevaban tiempo recomendándome hacer ejercicio, la semana pasada me lo recomendó mi mujer, dijo “tira pal gimnasio” y yo que siempre sigo los consejos de ella y tiré pal gimnasio, una vez allí la idea era, ella se iba a hacer Pilates y yo bici estática, pero no sé cómo me vi dentro de la sala del Pilates, para los que no conozcáis que es el Pilates , en el manual de torturas de las agencias especiales está justo detrás de la simulación de ahogamiento, es lo mismo pero sin agua, de pequeño aprendí que allá donde fueres haz lo que vieres, la gente cogía un palo, yo también que cogían un aro con dos asas pa mi otro, y para finalizar una pelota pa sentarse, yo cogí la más grande, me senté y me dije esto empieza bien, ahora vienen y nos explican de qué va esto del Pilates mientras estamos cómodamente sentados en la pelota, estaba ensimismado en ese pensamiento cuando entró el monitor que es junto con el fisio las dos personas que ostentan el record de velocidad en ser odiadas, este en particular tardó el espacio de tiempo que va entre que entró en la sala y dijo que la pelota no era para sentarse, del palo y el aro hablaré otro día, aun no estoy preparado.
Con la pelota hicimos dos ejercicios el primero ponerla entre las rodillas que aproveche para comentarle al monitor si se había percatado del diámetro de la mía, duda que quedó sin satisfacer porque a pesar de lo bajito y moreno que era se hacía muy bien el sueco, y nos dijo la manera de hacer el ejercicio, apretar la pelota con las rodillas mientras metéis barriga y culo, estás tú seguro que no vamos a implosionar? Pero todavía no había vuelto de Suecia con lo que la duda se resolvería por el viejo sistema de ensayo error, el segundo ejercicio consistía en coger la pelota con los pies y levantar las piernas, como estaba en una posición desventajosa y por la cara del monitor me percaté que mi limite de preguntas había sido superado hace rato, pensé para mí, si ya no puedo levantar las piernas como vienen de serie como voy a levantarlas con la pelota de marras, pero lo hice, eso sí mientras mis atributos masculinos se despedían como si no fueran a verse nunca más, al final después de 44 minutos interminables nos dijo, ahora un minuto para relajarnos y apago la luz, cuando acabamos mientras salía le comenté si para el próximo día podíamos invertir el orden de los ejercicios, hacer 44 minutos de relajación y un minuto de Pilates, me respondió con media sonrisa picara, que denotaba claramente que se había fijado en mí, ahora mismo voy de camino al despacho del notario a hacer testamento.

Winter is coming.

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