miércoles, 4 de mayo de 2016

Nuestra breve incursión en el mundo del hampa

A pesar de vivir en un barrio del extrarradio de una gran ciudad, teníamos de todo, en el camino entre la escuela y nuestra casa había una lechería, para los que no llegaron a estudiar la EGB, una lechería era lo que ahora es un badulaque, una tienda que tenían un poco de todo.

Uno de esos días en que pasamos por delante mi hermano y yo, descubrimos que habían traído juguetes nuevos, unos indios y vaqueros con caballos independientes, que ofrecían multitud de posibilidades, con el presupuesto que teníamos asignado que consistía en cero pesetas al mes, calculamos que tardaríamos en conseguir aquellas figuras varias vidas, así que urdimos un plan para que el tiempo que tardáramos en conseguir aquel indio y vaquero, se redujera considerablemente, íbamos a robarlos.

Ese día señalado fantaseamos durante el camino, cruzarian el Gran Cañón del Colorado de norte a sur y de sur a norte, ahora el indio perseguía al vaquero, y después se cambiarían las tornas.

El plan era una maravilla por su sencillez, entrabamos cogía cada uno una figura y su caballo, y salíamos en pos de aventuras, pero no contamos con un detalle, la honradez, cuando no eres un delincuente habitual, llevas escrito en la cara que vas a cometer una fechoría, y en nuestras caras se podía leer hasta quien iba a llevarse el indio y quien el vaquero.

Aquellos personajes que representaban el salvaje oeste hicieron el viaje más corto de sus vidas, no llegaron a la puerta, con lo cual se perdieron el majestuoso espectáculo de ver el Gran Cañón, lo que si pudieron ver era como mi hermano y yo, por aquello de la vergüenza, adquiriamos en nuestros rostros un subido tono  "Colorado"

Winter is Coming

2 comentarios:

  1. Jajaja, que razón tienes Xavier, por mucho que uno quiera ser "malote", la condición de cada uno es la que és y es la que te manda.
    Gracias por alegrarnos esos minutos leyendote.

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