viernes, 11 de diciembre de 2015

Le debo tres años a mi hija

Adelantamos la boda tres veces, mis suegros estaban con un mosqueo importante, no hacían más que preguntarle a Joana si aquel tipo mucho más mayor que ella la había dejado embarazada, y por más que ella lo negara, no se acababan de convencer.

Nos casamos sin estar embarazados ninguno de los dos, habíamos decidido esperar tres años a tener descendencia, y esos tres años dedicarnos a vivir la vida, pero nadie nos dijo que vivir la vida requiere de un presupuesto proporcional a lo bien que quieras vivirla, así que dedicamos un presupuesto mensual a tal fin, cada primero de mes nos dedicábamos a vivir intensamente hasta agotar el presupuesto, a partir del tercer día nos dedicábamos a hacer prácticas para que nuestro primer vástago fuera la envidia del vecindario, que de entrada no requería de presupuesto ninguno, durante el segundo año nuestro presupuesto para vivir la vida llegaba ya hasta el día cuatro de cada mes, ella nunca se enteró.

Y pasaron los tres años, y nació Anaïs, nació coqueta, ella sola se dio tres vueltas del cordón umbilical alrededor del cuello, para crear tendencia, la pusieron en una habitación con rayos ultravioletas, el doctor que la había atendido nos dijo que nació con estres, recién nacida y con estres, que pasa, que no le conjuntaban el cordón umbilical con el ombligo, pero parece ser que la causa más probable fueron las veintitrés horas de parto y que acabo con el liquido amniótico como un lodazal.

EL doctor nos dijo a mi madre y a mí que podíamos pasar a verla, y allí estaba ella, toda de color naranja por el reflejo de la luz ultravioleta, en estas estábamos cuando mi madre se gira y me dice  .-se parece entera a tu suegro, y yo pensando, tas lucio, tres años practicando y vas a tener que esconderla, no me mal interpretéis, mi suegro no es feo, pero probar a poner la cara de vuestro suegro con la cara actual a la cara de un recién nacido, tal cual, y luego me contáis.

Y a estas alturas me diréis, que tiene que ver el título de la entrada con todo esto, pues solo poneros en antecedentes.
Durante los primeros tres años de su vida, la cuidé como el que más, la bañaba, le cambiaba los pañales y alguna vez le daba de comer, pocas, pues la hacía reír tanto que más de una vez acabo vomitando, pero durante esos primeros años no fui consciente de mi paternidad, pasé de ser hijo a ser padre sin tomar conciencia de ello, y el caso es que no me explico esta sensación, creo que no fui un mal padre, pero en mi fuero interno me considero en deuda con ella.

Winter is Coming.

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